Ciutat Vella Rehabilitacion: Sant Rafael Robador Sant Josep Oriol ...
EL CENTRO DE BARCELONA EN EL SIGLO XXI: INDIGNA VIDA MEDIEVAL EN EL MORIBUNDO CORAZÓN DEL BARRIO CHINO (RAVAL)
Se agradece la iniciativa del Ayuntamiento por medio de su Oficina de Ciutat Vella -y de FECSA, AGBAR, etc.- para actualizar gratuitamente las instalaciones de agua y de luz de todas las fincas ubicadas en las calles de Sant Rafael, Robador y Sant Josep Oriol, en el barrio del Raval.
Instalación de agua en una comunidad del barrio del Raval en la actualidad
Instalación eléctrica en una comunidad del barrio del Raval en la actualidad
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Únicamente se puede poner un pero, y es que no se haga directamente y que haya que presentar una solicitud. Ya que si se decide rehabilitar la zona habría que obligar a que se dignificaran las instalaciones de cada comunidad vecinal, y no sólo de aquellas que lo soliciten.
Y es que poco se ha hecho realmente por los edificios de Ciutat Vella. Basta con darse un paseo para comprobar que sigue habiendo decenas de ellos que son lúgubres como mazmorras, que no disponen de luz ni de ventanas en las escaleras -porque en alguna remota época las arrancaron-, con los escalones totalmente resbaladizos y desgastados, carentes de las mínimas seguridad e higiene, y sin portero automático: algunas de ellas siguen manteniendo una cuerda que sube hasta 6 alturas para que los vecinos abran la puerta de la calle de la misma forma que hace medio milenio, tirando de la cuerda se abre.
Sistema de cuerda para abrir la puerta de la calle desde los pisos en una comunidad de vecinos (sin luz en la escalera) del barrio del Raval (fotografía de abril del 2006)
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El mayor problema sin duda es que la mayoría de las subvenciones y partidas de dinero han ido destinadas a la rehabilitación de las fachadas, cuando lo realmente importante son los interiores de las fincas. Debería ser más importante la vida y la seguridad de los vecinos que pintar y maquillar los edificios.
Es evidente que se debe seguir un orden en la mejora de las fincas de la ciudad vieja, y que ahora les toca a estas tres calles debido a la monstruosa renovación que sufre la zona, y por la que se han promulgado nuevas normativas y leyes que afectan a toda la ciudad -ya que nadie hubiera invertido miles de millones en un espacio tan degradado, y el Ayuntamiento tuvo que ponerse manos a la obra para limpiar esas calles en concreto y, de paso, todo lo demás-.
Pero no todo puede regirse por la rentabilidad empresarial. También debería contar la edad elevada de muchos de los vecinos que residen en estos edificios auténticamente inhabitables.
Además, si gran parte del turismo que llega a Barcelona lo hace atraído por la enorme extensión, singularidad, belleza y vitalidad de los barrios de Ciutat Vella (Raval, Barrio Gótico, Borne o Ribera), no sería descabellado pedir al Ayuntamiento que al menos una parte de estos ingresos incidiera sobre la calidad de vida de los vecinos, y no únicamente para maquillar o realizar equipamientos espectaculares como el MACBA, la Illa Robador, la Rambla del Raval o la Nueva Filmoteca. Queremos cultura, sí, pero también edificios dignos de esta Barcelona postindustrial con la que los dirigentes políticos tanto se llenan la boca.
A este respecto no nos sirve de nada que las nuevas normativas sean tan avanzadas que obliguen a las nuevas contrucciones a disponer de placas solares para el autoabastecimiento y de medidas para que no haya pérdidas energéticas en invierno o verano.
¿Cuánto costaría realizar una inspección ocular por parte de la Administración para que se ponga luz, ventanas, o gas natural en los edificios que todavía no los tienen? Y no hablemos ya del dichoso ascensor, del que hace años con que se especula que llegará un día en que la Ley obligará a que se instale en todas las fincas donde sea posible. ¿Cuándo será esto?
Por otra parte, el elevado precio que han alcanzado las viviendas nos lleva a otra paradoja, y es que en fincas en aparente estado de ruina existan enormes cantidades -cada vez más- de pisos reformados y supertecnificados. La razón es que al ponerse la zona de moda multitud de nuevos bohemios, abogados, médicos, arquitectos y profesionales liberales en general han adquirido pisos y los han reformado a su gusto. Pero las zonas comunes de las fincas continúan en el mismo lamentable estado puesto que parte o la mayoría de sus vecinos son familias humildes que llevan habitando esas casas desde hace varias generaciones, y que no disponen ni de los recursos ni de la voluntad suficientes como para afrontar las mejoras que exigen los nuevos tiempos.
Se agradece la iniciativa del Ayuntamiento por medio de su Oficina de Ciutat Vella -y de FECSA, AGBAR, etc.- para actualizar gratuitamente las instalaciones de agua y de luz de todas las fincas ubicadas en las calles de Sant Rafael, Robador y Sant Josep Oriol, en el barrio del Raval.
Instalación de agua en una comunidad del barrio del Raval en la actualidad
Instalación eléctrica en una comunidad del barrio del Raval en la actualidad
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Únicamente se puede poner un pero, y es que no se haga directamente y que haya que presentar una solicitud. Ya que si se decide rehabilitar la zona habría que obligar a que se dignificaran las instalaciones de cada comunidad vecinal, y no sólo de aquellas que lo soliciten.
Y es que poco se ha hecho realmente por los edificios de Ciutat Vella. Basta con darse un paseo para comprobar que sigue habiendo decenas de ellos que son lúgubres como mazmorras, que no disponen de luz ni de ventanas en las escaleras -porque en alguna remota época las arrancaron-, con los escalones totalmente resbaladizos y desgastados, carentes de las mínimas seguridad e higiene, y sin portero automático: algunas de ellas siguen manteniendo una cuerda que sube hasta 6 alturas para que los vecinos abran la puerta de la calle de la misma forma que hace medio milenio, tirando de la cuerda se abre.
Sistema de cuerda para abrir la puerta de la calle desde los pisos en una comunidad de vecinos (sin luz en la escalera) del barrio del Raval (fotografía de abril del 2006)
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El mayor problema sin duda es que la mayoría de las subvenciones y partidas de dinero han ido destinadas a la rehabilitación de las fachadas, cuando lo realmente importante son los interiores de las fincas. Debería ser más importante la vida y la seguridad de los vecinos que pintar y maquillar los edificios.
Es evidente que se debe seguir un orden en la mejora de las fincas de la ciudad vieja, y que ahora les toca a estas tres calles debido a la monstruosa renovación que sufre la zona, y por la que se han promulgado nuevas normativas y leyes que afectan a toda la ciudad -ya que nadie hubiera invertido miles de millones en un espacio tan degradado, y el Ayuntamiento tuvo que ponerse manos a la obra para limpiar esas calles en concreto y, de paso, todo lo demás-.
Pero no todo puede regirse por la rentabilidad empresarial. También debería contar la edad elevada de muchos de los vecinos que residen en estos edificios auténticamente inhabitables.
Además, si gran parte del turismo que llega a Barcelona lo hace atraído por la enorme extensión, singularidad, belleza y vitalidad de los barrios de Ciutat Vella (Raval, Barrio Gótico, Borne o Ribera), no sería descabellado pedir al Ayuntamiento que al menos una parte de estos ingresos incidiera sobre la calidad de vida de los vecinos, y no únicamente para maquillar o realizar equipamientos espectaculares como el MACBA, la Illa Robador, la Rambla del Raval o la Nueva Filmoteca. Queremos cultura, sí, pero también edificios dignos de esta Barcelona postindustrial con la que los dirigentes políticos tanto se llenan la boca.
A este respecto no nos sirve de nada que las nuevas normativas sean tan avanzadas que obliguen a las nuevas contrucciones a disponer de placas solares para el autoabastecimiento y de medidas para que no haya pérdidas energéticas en invierno o verano.
¿Cuánto costaría realizar una inspección ocular por parte de la Administración para que se ponga luz, ventanas, o gas natural en los edificios que todavía no los tienen? Y no hablemos ya del dichoso ascensor, del que hace años con que se especula que llegará un día en que la Ley obligará a que se instale en todas las fincas donde sea posible. ¿Cuándo será esto?
Por otra parte, el elevado precio que han alcanzado las viviendas nos lleva a otra paradoja, y es que en fincas en aparente estado de ruina existan enormes cantidades -cada vez más- de pisos reformados y supertecnificados. La razón es que al ponerse la zona de moda multitud de nuevos bohemios, abogados, médicos, arquitectos y profesionales liberales en general han adquirido pisos y los han reformado a su gusto. Pero las zonas comunes de las fincas continúan en el mismo lamentable estado puesto que parte o la mayoría de sus vecinos son familias humildes que llevan habitando esas casas desde hace varias generaciones, y que no disponen ni de los recursos ni de la voluntad suficientes como para afrontar las mejoras que exigen los nuevos tiempos.
2 COMENTARIOS:
Las veces que he estado en Barcelona me han encantado.
Saludos
tienes mucha razón en lo que dices.
No sé si leiste un artículo de la escritora Ana Maria Moix en el Periòdico de Catalunya que hablaba sobre el tema,en la sección de Opinión del día 12.Por si no,te pongo el enlace:
¿DÓNDE ESTÁ LA BARCELONA SUCIA?
• Hay que limpiar el Raval y acabar con las extorsiones del acoso inmobiliario y los altos alquileres
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=5&idioma=CAS&idnoticia_PK=295446&idseccio_PK=5&h=060412
un saludo.
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