A la sombra de la Sagrada Familia un perro reflexiona que le gustaría caminar al menos hasta el Hospital de Sant Pau en compañía de su dueño
La Audiencia de Barcelona ha denegado a un hombre el derecho a encontrarse con su perro, propiedad de su ex esposa, por considerar que el pacto en el que ambos cónyuges acordaron el régimen de visitas del animal no puede ser garantizado por los tribunales. Dicho pacto otorgaba a la mujer la propiedad del perro y reconocía el derecho del ex marido a visitarlo.
Sin embargo, el tribunal recuerda las dificultades que plantea el acuerdo: la realización de visitas no incluye el contacto con el animal, ni tampoco la posibilidad de sacarlo a la calle, "pues ello conllevaría una relación de confianza entre el visitador y el propietario no usual entre ex esposos". Además "implicaría determinados riesgos para el animal, como los derivados de los contactos con otros perros, y para terceros a los que pudiera dañar", cuya responsabilidad debería asumir la propietaria.
No es esta una cuestión baladí, puesto que viviendo al lado de la Sagrada Familia no tendría porqué haber mayor inconveniente en que el dueño pudiera pasear a su perro por la Avenida de Gaudí hasta el Hospital de Sant Pau.
Total, unos metros de nada, y tan felices a la sombra modernista de San Antonio Gaudí.
Sin embargo, el tribunal recuerda las dificultades que plantea el acuerdo: la realización de visitas no incluye el contacto con el animal, ni tampoco la posibilidad de sacarlo a la calle, "pues ello conllevaría una relación de confianza entre el visitador y el propietario no usual entre ex esposos". Además "implicaría determinados riesgos para el animal, como los derivados de los contactos con otros perros, y para terceros a los que pudiera dañar", cuya responsabilidad debería asumir la propietaria.
No es esta una cuestión baladí, puesto que viviendo al lado de la Sagrada Familia no tendría porqué haber mayor inconveniente en que el dueño pudiera pasear a su perro por la Avenida de Gaudí hasta el Hospital de Sant Pau.
Total, unos metros de nada, y tan felices a la sombra modernista de San Antonio Gaudí.
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