Helicopteros: paseos viajes alquileres rutas... y mucho ruido. El tráfico aéreo crece al mismo ritmo que las quejas de los vecinos
Es evidente que la llegada de turistas, ya tengan poder económico o no, también implica la aparición de formas de entretenimiento que no siempre son convenientes para las personas que residen en la ciudad. En este caso el sector turístico ha desarrollado una actividad que consiste en sobrevolar la ciudad de Barcelona, y por un precio que está al alcance de casi todos los bolsillos, por lo que estos paseos se han popularizado, especialmente entre los foráneos. Pero cada vez surgen más voces disconformes con el constante vuelo de helicópteros que hacen que muchas personas se sientan inseguras y que llenan de ruido la atmósfera.
Las atracciones del Tibidabo son una excelente alternativa a los helicópteros: Son divertidas, también giran y además desde ellas se ve toda la ciudad
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Helicópteros en la ciudad: un zumbido que irrita
Como si de pájaros se tratara. Los helicópteros han conquistado el cielo de Barcelona y su presencia no pasa desapercibida por los ciudadanos. Dos años después de que se empezaran a ofrecer los vuelos comerciales, estos servicios arrasan en la capital catalana, al tiempo que la sensación de inseguridad y el ruido permanente de los motores invade el día a día de millares de vecinos afectados.En el litoral, los entornos de Glòries, Montjuïc, Gràcia, Sants, Les Corts, el Park Güell, la Sagrada Familia, la Vila Olímpica... Es un nuevo hilo musical de la ciudad, que, además, en temporada veraniega acompaña a quienes acuden a las playas barcelonesas en busca de tranquilidad y relax. Al molesto 'run-run' cabe añadir la sensación de inseguridad que generan los helicópteros, denunciada, entre muchos colectivos, por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).La empresa Cat Helicòpters inició hace justo dos años el servicio turístico BCNSkyTour, tras un intento fallido en el año 1992, en que los vuelos se suprimieron por las protestas vecinales. Ahora, por 80 euros, la compañía ofrece paseos aéreos por los puntos emblemáticos de la ciudad, como la Sagrada Familia, el Park Güell, el Fórum o el Camp Nou, y por 45 euros también sobrevuela la costa barcelonesa.El trasiego de helicópteros es constante, algo que para los afectados se convierte en una pesadilla. 'Parece la guerra del Vietnam', denuncian. Los dos aparatos de la compañía realizan una decena de vuelos al día, cifra fácilmente superable en fines de semana. Los viajantes -cuatro o cinco personas por vuelo- suelen ser barceloneses, si bien se nota la presencia de extranjeros, en buena parte procedentes de los cruceros, que embarcan justo al lado del helipuertodel Puerto.Ya se subió la altura de vueloEn su primer medio año de trabajo, las múltiples quejas provocaron que la empresa tuviera que variar el recorrido del vuelo y desviarlo del Tibidabo, Vallvidrera y Sants, algo que no ha callado las molestias en estas zonas, según los afectados. También se modificó la altura de vuelo, que se aumentó en 300 metros -hasta los 800-, a solicitud del Consistorio. Además la síndica de Greuges de Barcelona, Pilar Malla, cuestionó al Ayuntamiento sus competencias para combatir el ruido de los pájaros mecánicos.De hecho, lo saben desde la Asociación Catalana contra la Contaminación Acçustica (ACCA), se trata de un tema difícil de abordar, porque compete tanto a AENA (gestora pública de aeropuertos), como a Aviación Civil -que otorga el permiso para usar el aire-, Generalitat y Ayuntamiento. Las licencias de vuelo y de helipuertos están gestionadas desde Madrid y la conselleria de Política Territorial y Obras Públicas (PTOP) así como el Consistorio tienen poco que decir.Además, como recuerdan desde PTOP, las cuestiones aeroportuarias están en proceso de modificación, ya sea con una nueva ley así como los cambios que se derivan de la aplicación del nuevo Estatuto. Por su parte, el Ayuntamiento únicamente puede actuar con el diálogo y la negociación.Aparte de las pistas privadas, como es el caso de Cat Helicòpters, en Barcelona existen helipuertos sanitarios -propiedad del Servei Català de la Salut- en el Hospital de Sant Pau, Bellvitge y Vall d'Hebron.Exigen un nuevo estudio sonoroSegún explica Jordi Giró, presidente de la Asociación de Vecinos de la Vila Olímpica y también vocal de la ACCA especializado en las molestias acústicas de los helicópteros, el problema 'afecta, sólo en Vila Olímpica, a 1.500 viviendas, la mitad del barrio'. Giró entiende la complejidad de este conflicto a tres bandas, pero exige a unos y otros 'que se pongan las pilas y que dejen de pasarse la pelota'. Una de las críticas de la entidad apunta a un estudio sonométrico encargado por el Consistorio, informe 'que está mal hecho, según nos han dicho desde ENAC (Entidad Nacional de Acreditación)', comenta Esther Melcón, secretaria de ACCA, al tiempo que reclama realizar unas pruebas sonoras 'de verdad'.Otro de los principales problemas es que 'hecha la ley, hecha la trampa'. A menudo, los 800 metros de altitud se incumplen y el recorrido se cambia levemente al gusto del cliente, 'pero no hay ningún guardia urbano que controle el aire', ironiza Giró, que reclama más restricciones y control. Por contra, un piloto de Cat Helicòpters niega el incumplimiento y reitera que los helicópteros de las fuerzas policiales sí ignoran la altura obligatoria.Un control de lo que pasa en los aires permitiría cazar a los pilotos 'furtivos', que sin permiso sobrevuelan Barcelona, algo que 'ha crecido mucho últimamente y que las administraciones controlarán en breve', detalla el afectado de la Vila Olímpica.Además, cuando se celebran importantes campeonatos en Montmeló el tráfico aéreo se multiplica. En esos días, los espectadores más adinerados usan el aire como medio de transporte e incluso despegan en la pista polideportiva de la Mar Bella, asegura el afectado.Fuentes municipales aseguran que 'siempre existe alguna queja' al respecto, pero destacan que desde su petición de ampliar la altura de vuelo 'no ha hecho falta ningún cambio'. También desde la empresa se descarta que los helicópteros molesten a los vecinos: 'Casi no tenemos quejas'.Melcón avisa de que 'como no podemos impugnar el jaleo, porque la legislación permite más ruido en según que zonas, impugnaremos la ley'. Tanto ella como Giró, también vecinos afectados por el ruido de las hélices, reiteran 'que sólo exigimos un esfuerzo para conseguir un buen funcionamiento': 'Desgraciadamente, el día que haya un accidente todos correrán'.
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Helicópteros en la ciudad: un zumbido que irrita
Como si de pájaros se tratara. Los helicópteros han conquistado el cielo de Barcelona y su presencia no pasa desapercibida por los ciudadanos. Dos años después de que se empezaran a ofrecer los vuelos comerciales, estos servicios arrasan en la capital catalana, al tiempo que la sensación de inseguridad y el ruido permanente de los motores invade el día a día de millares de vecinos afectados.En el litoral, los entornos de Glòries, Montjuïc, Gràcia, Sants, Les Corts, el Park Güell, la Sagrada Familia, la Vila Olímpica... Es un nuevo hilo musical de la ciudad, que, además, en temporada veraniega acompaña a quienes acuden a las playas barcelonesas en busca de tranquilidad y relax. Al molesto 'run-run' cabe añadir la sensación de inseguridad que generan los helicópteros, denunciada, entre muchos colectivos, por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).La empresa Cat Helicòpters inició hace justo dos años el servicio turístico BCNSkyTour, tras un intento fallido en el año 1992, en que los vuelos se suprimieron por las protestas vecinales. Ahora, por 80 euros, la compañía ofrece paseos aéreos por los puntos emblemáticos de la ciudad, como la Sagrada Familia, el Park Güell, el Fórum o el Camp Nou, y por 45 euros también sobrevuela la costa barcelonesa.El trasiego de helicópteros es constante, algo que para los afectados se convierte en una pesadilla. 'Parece la guerra del Vietnam', denuncian. Los dos aparatos de la compañía realizan una decena de vuelos al día, cifra fácilmente superable en fines de semana. Los viajantes -cuatro o cinco personas por vuelo- suelen ser barceloneses, si bien se nota la presencia de extranjeros, en buena parte procedentes de los cruceros, que embarcan justo al lado del helipuertodel Puerto.Ya se subió la altura de vueloEn su primer medio año de trabajo, las múltiples quejas provocaron que la empresa tuviera que variar el recorrido del vuelo y desviarlo del Tibidabo, Vallvidrera y Sants, algo que no ha callado las molestias en estas zonas, según los afectados. También se modificó la altura de vuelo, que se aumentó en 300 metros -hasta los 800-, a solicitud del Consistorio. Además la síndica de Greuges de Barcelona, Pilar Malla, cuestionó al Ayuntamiento sus competencias para combatir el ruido de los pájaros mecánicos.De hecho, lo saben desde la Asociación Catalana contra la Contaminación Acçustica (ACCA), se trata de un tema difícil de abordar, porque compete tanto a AENA (gestora pública de aeropuertos), como a Aviación Civil -que otorga el permiso para usar el aire-, Generalitat y Ayuntamiento. Las licencias de vuelo y de helipuertos están gestionadas desde Madrid y la conselleria de Política Territorial y Obras Públicas (PTOP) así como el Consistorio tienen poco que decir.Además, como recuerdan desde PTOP, las cuestiones aeroportuarias están en proceso de modificación, ya sea con una nueva ley así como los cambios que se derivan de la aplicación del nuevo Estatuto. Por su parte, el Ayuntamiento únicamente puede actuar con el diálogo y la negociación.Aparte de las pistas privadas, como es el caso de Cat Helicòpters, en Barcelona existen helipuertos sanitarios -propiedad del Servei Català de la Salut- en el Hospital de Sant Pau, Bellvitge y Vall d'Hebron.Exigen un nuevo estudio sonoroSegún explica Jordi Giró, presidente de la Asociación de Vecinos de la Vila Olímpica y también vocal de la ACCA especializado en las molestias acústicas de los helicópteros, el problema 'afecta, sólo en Vila Olímpica, a 1.500 viviendas, la mitad del barrio'. Giró entiende la complejidad de este conflicto a tres bandas, pero exige a unos y otros 'que se pongan las pilas y que dejen de pasarse la pelota'. Una de las críticas de la entidad apunta a un estudio sonométrico encargado por el Consistorio, informe 'que está mal hecho, según nos han dicho desde ENAC (Entidad Nacional de Acreditación)', comenta Esther Melcón, secretaria de ACCA, al tiempo que reclama realizar unas pruebas sonoras 'de verdad'.Otro de los principales problemas es que 'hecha la ley, hecha la trampa'. A menudo, los 800 metros de altitud se incumplen y el recorrido se cambia levemente al gusto del cliente, 'pero no hay ningún guardia urbano que controle el aire', ironiza Giró, que reclama más restricciones y control. Por contra, un piloto de Cat Helicòpters niega el incumplimiento y reitera que los helicópteros de las fuerzas policiales sí ignoran la altura obligatoria.Un control de lo que pasa en los aires permitiría cazar a los pilotos 'furtivos', que sin permiso sobrevuelan Barcelona, algo que 'ha crecido mucho últimamente y que las administraciones controlarán en breve', detalla el afectado de la Vila Olímpica.Además, cuando se celebran importantes campeonatos en Montmeló el tráfico aéreo se multiplica. En esos días, los espectadores más adinerados usan el aire como medio de transporte e incluso despegan en la pista polideportiva de la Mar Bella, asegura el afectado.Fuentes municipales aseguran que 'siempre existe alguna queja' al respecto, pero destacan que desde su petición de ampliar la altura de vuelo 'no ha hecho falta ningún cambio'. También desde la empresa se descarta que los helicópteros molesten a los vecinos: 'Casi no tenemos quejas'.Melcón avisa de que 'como no podemos impugnar el jaleo, porque la legislación permite más ruido en según que zonas, impugnaremos la ley'. Tanto ella como Giró, también vecinos afectados por el ruido de las hélices, reiteran 'que sólo exigimos un esfuerzo para conseguir un buen funcionamiento': 'Desgraciadamente, el día que haya un accidente todos correrán'.
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